Mi abuela decía que poner sal a las heridas las cura; ahora entiendo porqué el corazón herido llora lágrimas saladas

la muerte no me da miedo, las mujeres sí... eso sí, la muerte es mujer

Siempre, lo más fácil, es huir; lo difícil es escoger a dónde

No sé qué es lo que me tiene cansado, si el ir o el venir; sé que necesito vacaciones, hasta que me canse de descansar

Soy madre de hijas compuestas de dos porciones de hidrógeno, una de oxígeno y un toque de cloruro de sodio

ver paredes con mensajes demuestra que hay mensajes que carecen de paredes

no sólo en este mundo cualquier cosa puede pasar, sino que en este país cualquier cosa pasa

Cuando pienso fríamente las cosas, cuando veo hacia adelante ese inmenso mar, tiemblo como náurago del Titanic

Sé que puedo desearlo y eso al menos abre la posibilidad de que suceda; si nunca lo deseo, quizá nunca suceda verdaderamente

Últimamente me he dedicado a vivirlo, día a día, punto. En las noches muere la vivencia del día, en las mañanas amanece otra nueva

hacer bien no es fácil, lo fácil nunca es bueno, ni lo bueno fácil

Podrán arrancarme el nombre, pero nunca la fe

ya venía siendo tiempo de que fuera cuestión de tiempo

En mi testamento de sentimientos te dejé todo a ti, hasta el último penique de amor

¿a dónde puedo llegar con tres pesos, dos clips, algunas bolas de mota y un encendedor sin gas?

esta noche las estrellas se dejaron de mover, se quedaron quietas observándome mientras duermo... creerán, seguro, que sueño con ellas

sírvame una dosis de atmósfera en las rocas

Lo único que tiene el punto ideal de sal son las lágrimas